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Curso de comunicación con la naturaleza XXIII – Las hojas – Fotosíntesis

 

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El tallo, decíamos en la comunicación anterior, permite que las hojas se sitúen en un lugar lo bastante elevado para acceder a la luz. Y he aquí la maravilla. Este juego entre la luz y las hojas que se ha perpetuado desde el origen vegetal, permite la vida en la Tierra tal y como la conocemos.

¿Sabéis que la ciencia no ha sabido todavía imitar, ni tan siquiera un poco, las reacciones físico-químicas que se producen en la fotosíntesis?

Os voy a contar de forma sencilla los procesos que implican la fotosíntesis.

En primer lugar el agua, absorbida por las raíces asciende por el tallo, pasa por las ramas y llega a las hojas, que durante el día reciben la luz del Sol. Ahí la primera maravilla. La luz es captada por unos pigmentos verdes, las llamadas clorofilas. Hasta aquí seguro que lo sabíais, pero la luz sigue el camino interior por la hoja y otros pigmentos antena captan y agrupan la luz en un haz coherente que tiene la función de un láser biológico que corta la molécula de agua ( H2O) y la separa en hidrógeno (H2) y oxígeno (O).

Al mismo tiempo, sabemos que la hoja capta el dióxido de carbono (CO2) del aire y lo introduce en el interior de la célula donde se va a encontrar a la molécula de agua separada en sus componentes. De la mezcla de las tres moléculas nace una nueva afinidad que se traduce en la unión del carbono (C) con oxígeno (O) y con hidrógeno (H2), constituyendo una molécula llamada glucosa (C6H12O6). Es decir que cada 6 moléculas de agua que se junten con 6 moléculas de dióxido de carbono, forman una molécula de glucosa y además un componente sobrante que se llama oxígeno y que gracias  a las algas y a las plantas permite la vida animal en la Tierra.

Bien, esta es la explicación científica de la fotosíntesis. Veamos la explicación metafísica de lo que pasa en la hoja y de lo mucho que tenemos que aprender de los seres verdes.

Desde antaño el Agua se asocia a las emociones, el Aire al pensamiento y la Luz a la conciencia. Los tres son elementos que interviene en la fotosíntesis. Podríamos formular en términos metafísicos lo que sucede en este proceso como:

“La luz que pongamos en nuestras emociones y nuestros pensamientos dará lugar a la energía para materializar nuestros proyectos y el nivel de vitalidad y salud que tengamos”

Pongamos ejemplos:

Si nuestra conciencia es escasa (poca luz) y nos dejamos llevar por las emociones, sentimientos y pensamientos negativos, tendremos escasa energía para materializar nuestros proyectos (para la planta la glucosa es lo que a partir de agua y aire obtiene de solido y que le es necesario para el resto de funciones vitales) y nuestra vitalidad (el oxígeno obtenido como resultado de la reacción) estará en consonancia, derivando a una mayor probabilidad de enfermar.

Si en cambio somos seres conscientes, atentos a nuestras emociones, sentimientos y pensamientos y elevamos su frecuencia vibratoria cuando vemos que no son adecuados, obtendremos mayor energía para materializar nuestros proyectos (que ya seguro tendrán una mayor consciencia también y por lo tanto no solo no serán dañinos sino que seguramente revertirán en el beneficio de la totalidad) y mayor vitalidad, con lo que el riesgo de enfermar será mucho menor.

Los seres verdes nos cuentan de qué manera podríamos vivir los humanos. A través de la fotosíntesis nos dan pistas de como manejarnos en lo emocional y mental, unos estados que corresponden a niveles superiores de consciencia (sin la intervención del ego) que las plantas tienen tan integrados en su ser que los manifiestan en el orden físico. Sin desplazarse llegan a materializar vida, para ellos y para el resto de los seres. Su vida misma es una expresión de donación absoluta y siendo, solo siendo, sin hacer nada, contribuyen a la totalidad.

¿Podrá ser que nosotros, solo siendo, pero con plena conciencia en nuestras emociones, sentimientos y pensamientos, podamos, solo así, cambiar nuestro mundo para bien, o aunque sea, no dañarlo?

Ya es hora que los seres rojos, (nosotros con nuestra hemoglobina), podamos aprender de los seres verdes (con su clorofila) entendiendo que por sí solo el movimiento no da la sabiduría y la capacidad para alterar nuestro entorno no significa que debamos hacerlo. Con la conciencia natural que llevamos de fabrica en nuestro interior deberíamos tener la capacidad de hacer lo adecuado, pero por si acaso, la evolución nos ha regalado unos hermanos de los que aprender si dejamos nuestro antropocentrismo y nos volvemos más geocéntricos (o Gaiacéntricos), pues la vida en la Tierra tiene mucho que enseñarnos todavía.

Un fuerte arbrazo

Una arbreçada

 

11 comentarios en «Curso de comunicación con la naturaleza XXIII – Las hojas – Fotosíntesis»

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