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Curso de comunicación con la naturaleza XXI – Raíces

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Cuando una semilla decide germinar es la raíz lo primero que emerge. Tocar la madre tierra e integrarse a ella y empezar a absorber el elemento imprescindible de toda vida en nuestro planeta: el agua. Sin el agua las hojas no podrían realizar la fotosíntesis y es seguramente por ese motivo que la raíz es primera y el tallo la sigue poco tiempo después.

La raíz ayuda a la fijación de la planta, le permite absorber agua y minerales, almacena en su interior substancias de reserva y sirve para conectar plantas entre sí, de la misma y también de distintas especies.

La raíz tiene pasión por la oscuridad y por la gravedad, que la atrae sin remedio hacia el centro planetario. Al reflexionar sobre la raíz y tratar de relacionarla por analogía a algún aspecto humano, no tanto del cuerpo sino de la mente, me fijo en la oscuridad en la que prefiere vivir y realizar sus funciones. Oscuridad.

Si de forma habitual se ha relacionado a la luz con la consciencia, la oscuridad debería ser la falta de ella. A eso podríamos llamarlo también inconsciente. Una parte de nosotros tanto individual como colectiva, a la que no tenemos acceso sino es a través de los sueños pero que conforma enormemente el cómo somos.

Julian Barnard en “Forma y Función”, comenta que las raíces pueden simbolizar el pasado. Tiene mucho sentido pues hasta los humanos cuando hablamos de nuestros orígenes decimos “nuestras raíces”. Sí, en la planta el suelo y las raíces son el origen que permitirá un tallo alto, una corteza fuerte o muchos frutos. Lo mismo que una familia nutricia dará lugar a unos hijos maduros y autónomos, o una de ausente, o disfuncional dará hijos con grandes carencias afectivas.

No somos tan distintos seres verdes y seres rojos. Lo que nosotros vivimos a nivel de los sentimientos y emociones, las plantas lo han materializado. Quizás por ese motivo las esencias florales trabajan tan bien las personalidades, formadas por emoción, sentimiento y pensamiento. En su esencia han materializado aquellos aspectos positivos que nosotros necesitamos. La armonía de cada aspecto de nuestro ser está tallada en los pétalos de una flor, en sus estambres y pistilos o en los colores que emanan junto a los aromas. Cada flor es una virtud universal cristalizada. Una emoción armónica hecha color, un pensamiento sutil y creativo se expande desde ella en el aroma que desprende.

La ramificación de las raíces le permite la capacidad de absorber más agua y minerales. Así una planta con raíces muy extendidas y ramificadas dispondrá de mayor cantidad de nutrientes y una con raíces cortas y poco ramificadas los tendrá más limitados. Podemos, mediante la analogía, extrapolar lo que agua y minerales significan como base de la vida vegetal. Podríamos asociarlo a energía, entendida como vitalidad.

En resumen, las raíces nos hablan de las relaciones con el inconsciente, personal y colectivo, de nuestro pasado reciente, la familia de origen y de la capacidad de tener una energía para vivir más o menos abundante.

 

Con esta hipótesis me pregunté como eran las raíces de las flores de Bach y si las personalidades asociadas respondían a las características señaladas anteriormente. A modo de ejemplo algunas flores que lo ilustran:

Impatiens, la primera de las flores de Bach, tiene raíces poco profundas, lo que indicaría que la personalidad correspondiente no está centrada o afectada por el inconsciente, ni el pasado en gran medida. Sabemos que Impatiens tiende siempre a proyectarse hacia el futuro y nada le aporta el pasado, al contrario, parece que el pasado lo distrae de sus proyectos y no le gusta. Le hace perder el tiempo.  A la vez, sus raíces superficiales están extremadamente ramificadas para poder absorber al agua y los minerales en cantidad. Lo que nos hablaría de una personalidad con mucha energía disponible. Todos los que conocemos a algún Impatiens podemos dar fe de ello. Van energéticamente sobrados.

Pine y Larch, son árboles que tienen raíces más profundas y que cuentan relaciones importantes con el inconsciente y con el pasado. A mayor profundidad de raíces, mayor profundidad temporal e inconsciente. El lugar donde se oculta el problema (la culpa y el sentimiento de inferioridad en estos dos ejemplos respectivamente) está en el pasado y es mayormente inconsciente.

Clematis, tiene un sistema de raíces poco desarrollado, suficiente cuando la planta es pequeña pero casi insuficiente cuando ella proyecta sus tallos en forma de liana hacia arriba y crece y crece superando los 10-12 m con facilidad. Las raíces poco profundas nos hablan de relaciones escasas con aspectos inconscientes y con el pasado. Clematis siempre está en un limbo temporal que si se pudiera clasificar de alguna manera se diría que es un futuro hipotético que poco probablemente se va a realizar. Al mismo tiempo los niños Clematis tienen mucha energía, pero a medida que crecen parecen ir languideciendo (en la planta se ve porque buena parte de sus tallos lianoides parecen muertos, y su parte verde y flores solo están en los extremos del tallo, tan alto como los soportes a los que se fijan les hayan permitido crecer). A más altura crece la planta, las raíces no crecen en proporción y por lo tanto la planta parece que no puede verdear en todo su tallo. Tiene que destinar la energía a solo una parte de su ser. Extrapolando, vemos que las personalidades Clematis están ausentes gran parte de su vida. Toda la energía escasa de que disponen está centrada en aspectos mentales.

Cada flor de Bach y cada planta de nuestra amada Tierra tiene raíces con una forma, profundidad y ramificación que le son propias y la definen. Unas características que nos pueden dar pistas sobre el trabajo que la esencia puede aportar.

Es un lenguaje simbólico, pero no por ello menos real y útil.  Para ir entendiendo bien este lenguaje deberemos profundizar también en el tallo, las hojas, las flores y los frutos. Solo el cuerpo entero del vegetal nos señala enteramente sus dones. Seguimos en unos días

Afianza bien tus raíces, porque vamos a despegar

Un abrazo

3 comentarios en «Curso de comunicación con la naturaleza XXI – Raíces»

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