Esta comunicación sigue a la introducción sobre los 4 elementos que colgué en el blog el 14 de mayo con el título: Comprender y Traducir. Los 4 Elementos – Curso de comunicación con la naturaleza VIII
Como ya os decía en la octava entrega, los 4 Elementos son mucho más que el material físico con los que los asociamos. Así la tierra en la que plantamos una semilla y la dureza y rigidez de nuestros huesos, forman parte de un entramado universal al que llamamos Tierra (y con la mayúscula distinguiremos la Tierra como elemento universal y multidimensional de la tierra que pisamos y en la que cultivamos).
Cuando percibo mi ser siento aspectos duros, rígidos y densos en mi cuerpo, en mis emociones y en mi forma de pensar. Los huesos, dientes, uñas, las partes más densas de mi musculatura forma parte de esta Tierra que Soy. También el miedo a los cambios, que a veces puede cristalizar en cálculos renales ilustra el Elemento. Y asociado a este miedo está también el valor y la fortaleza, y la constancia, a menudo preñada de rigidez. Tierra es el elemento que cristaliza, que materializa, el más denso de todos, también el más joven y reciente, el último que se formó en un universo naciente pleno de energía. Es la base sólida sobre la que el resto se mueven y unen para formar la vida.
A veces imagino a Tierra como a un ser casi infinito que encarna un mandato divino, el de ser el sostén del mundo material en todo el Universo. Pero Tierra, como ya os adelantaba, es también el patrón de aquello que no se mueve, aquello estático, rígido, fuerte, inconmovible.
Para conocer lo que no vemos del elemento Tierra (y de cualquier otro) podemos tratar de conocer los aspectos que sí vemos a partir de la tierra.
¿Qué características tiene la tierra que pisamos? ¿Se mueve por si misma? ¿Con que fuerzas está vinculada?
Las respuestas a estas preguntas son sencillas. La tierra que pisamos no se mueve (a eso los amigos chilenos y de otros países sísmicos seguro le pondrán alguna objeción, aunque es la fluidez del Agua la que mueve las placas tectónicas y las hace colisionar). Es estática, sólida, rígida, vinculada especialmente a la fuerza de la gravedad que la atrae sin remedio. Es densa y a pesar de la gran variabilidad de materiales que existen, es más densa que el agua, el fuego o el aire. En un ser vivo no se la encuentra sola porque para la vida el agua, el aire y el fuego, son también imprescindibles. Quizás las rocas sean las únicas partes del universo en que tierra y Tierra coincidan completamente. Por eso su gran potencia en encarnar las virtudes y cualidades del Elemento.
Tierra es el Elemento que encarna la seguridad, porque es el único estático, el más denso o sostenedor. O acaso alguno de nosotros construiría castillos en el aire o su hogar en las aguas de una marisma, por no decir al lado de un río de lava. Esa misma solidez e inmutabilidad que a veces convierte a quien tiene un exceso de este Elemento en un ser rígido, confiere también esa seguridad inconmovible de una cierta permanencia en un mundo, el humano, completamente cambiante.
A parte de formar nuestro cuerpo físico, decíamos, Tierra también forma parte de nuestro cuerpo emocional y de nuestro cuerpo mental. Constancia, rigidez, tozudez, solidez, estabilidad, sostenimiento, dureza, acogimiento, confiabilidad, nutrición, fertilidad, plenitud, enraizamiento, riqueza, resistencia, conservación, perseverancia, fortaleza, permanencia, quietud, miedo, especialmente al cambio, inmovilismo, pesadez, concreción, etc.
Es el Elemento de la forma y la estructura, el que permite materializar, construir, el que es lo suficientemente tangible como para trabajar en él. Lo podemos tocar, sentir y da la sensación de realismo a este mundo onírico en el que parecemos vivir.
Los griegos decían del Elemento que era frío y seco. Los chinos lo llamarían Yin. Y los hindúes lo vincularían al primer chakra, responsable de la conexión energética del ser humano con la Madre Tierra.
Estas características del Elemento, como habréis percibido, pueden ser positivas o negativas en función del individuo y de su falta o exceso. Dicho de otra manera, pueden existir personas que sufran de un exceso de Tierra y otras de carencia de la misma.
Si cada uno de nosotros nos analizamos a partir de las características del Elemento nombradas más arriba, podremos ver si este Elemento se encuentra en equilibrio y si no es así, si nos sobra o falta Tierra.
Si tenemos muchas ideas, imaginación y deseos pero no materializamos ninguna de ellas, seguramente estamos sufriendo de un defecto de Tierra. Es entonces que podemos acudir a sentarnos en una gran roca y pedir su asistencia y sus lecciones de vida (ver en el Blog “¿Y si las piedras hablaran?). Ellas entienden cómo materializar porque vive su vida estática aunque su espíritu inquieto viaje por el universo entero. También podemos buscar una esencia floral que nos ayude a materializar, como Clematis de Bach, que fomenta la “toma de tierra” en nuestro ser. La tomaremos y también nos la pondremos en nuestros chakras de los pies. Es altamente eficaz para ayudarnos a enraizar y materializar.
Si te falta Tierra, búscala. Está en todas partes.
Puede darse también que seamos muy rígidos en nuestros pensamientos, en nuestra forma de ser y que impidamos que la fluidez entre en nuestras vidas. Todo cuesta, todo son normas de las que no podemos sustraernos. A esa falta de movilidad le sobra Tierra, pero le falta algo que aporte fluidez. Podemos tomar Oak de Bach que nos ayudará a fluir, a procesar nuestras necesidades, a escucharnos y respetar al cuerpo.
A veces para activar una Tierra excesivamente rígida nos convendrá un elemento que la ponga en movimiento. El Elemento Agua sería de inestimable ayuda para fluir. Bañarnos en el mar, ríos o arroyos, hablarle al Agua al ducharnos, pedir su fluidez en cuerpos y mentes. Las características del Agua vienen a vitalizar el universo de la Tierra. Pero del Agua ya hablaremos en una próxima entrega.
Un Abrazo
Gracias!!! 🙂
Aprender de la naturaleza. Saber que somos Tierra “Constancia, rigidez, tozudez, solidez, estabilidad, sostenimiento, dureza, acogimiento, confiabilidad, nutrición, fertilidad, plenitud, enraizamiento, riqueza, resistencia, conservación, perseverancia, fortaleza, permanencia, quietud, miedo…” y poder convertirnos en tierra, aquella capaz de aceptar el agua para reblandecerse, el fuego para fundirse y el aire para refrescarse. Aquella que acoge las formas de vida más diversas en su interior y sigue siendo Tierra.
Gracias por tu fortaleza
Nice post thannks for sharing